miércoles, 17 de noviembre de 2010

Los Liquidadores


Los Liquidadores de Chernobyl fueron los encargados, a costa de sus propias vidas, de neutralizar en la medida de lo posible las consecuencias de una explosión atómica de proporciones 200 veces a las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas.
Estas personas, soldados, mineros, obreros de la construcción o simples funcionarios, realizaron trabajos en condiciones de exposición radiólogica extrema.
Y, en la mayoría de las ocasiones, sin tener conocimiento del peligro al que se sometían, dado el caracter del regimen totalitario de la URSS.
Sin embargo, a día de hoy, colectivos que agrupan a los Liquidadores supervivientes, muestran su orgullo por haber realizado, aunque la mayoría en ese instante no lo sabían, una tarea colosal y heroica que, a pesar de llevarse sus vidas, sin duda ha salvado y sigue salvando muchas otras, sobre todo futuras.
Personas que sabían, a ciencia cierta, que iban a morir por realizar un trabajo y que, así y todo, lo realizaban.
Despues de la explosión, y con la inteción de sellar el reactor nuclear que seguía emitiendo ( y lo sigue haciendo) dosis extremas de radiación, se construyó el famoso Sarcófago.
Durante las tareas previas a la construcción de esta estructura se detectó que, en lo que quedaba del tejado de la central, había restos esparcidos de las barras de grafito y restos de combustible nuclear, arrojadas allí por las colosales proporciones de la explosión que destrozó todo el edificio.

(En la foto liquidadores trabajando en el tejado de la central, las marcas blancas de abajo son consecuancia de la inmensa radiacion que estropeaba incluso los carretes)
Estos materiales debían de ser arrojados, desde aquel tejado, al interior de lo que en su momento era el nucleo del reactor.
Para esta tarea, al principio, trataron de emplearse medios mecánicos, como robots.
Pero la cantidad de radiación era tal que dichos robots, al poco tiempo de funcionamiento en esas condiciones, terminaban por estropearse, pues sus circuitos se veían afectados y dañados por la exposición.
Obviamente, el trabajo debía de ser hecho por operarios humanos.
Estos operarios, denominados BIOROBOTS, trabajaron durante una semana arrojando aquellos desechos desde lo que quedaba del tejado. En periodos máximos de dos minutos (cuando 45 segundos ya suponían una dosis letal de radiaciones) más de 3000 personas, sobre todo soldados, realizaron la mortal tarea.
"Protegidos" con corazas improvisadas de plomo, que los semejaban a guerreros medievales, y que pesaban unos 30 kg, cada grupo de Biorobots salía a la azotea y arrojaba uno o dos bloques o paladas de restos contaminados al fondo del reactor.
A día de hoy, el 50% de ese grupo particular de Liquidadores, ha fallecido y, el resto, presentan en casi la totalidad de los casos, daños irreversibles.
Ese grupo de personas, junto con los pilotos de los helicópteros (fallecidos todos a los pocos dias) que sobrevolaron el nucleo en los instantes posteriores a la explosión para arrojar diversos materiales para detener la fisión del nucleo y su incendio son dos de los actos humanos que más me han sobrecogido.
Vaya pues mi recuerdo y homenaje a los Liquidadores de Chernobyl.
Y es que, en una accidente nuclear, uno no suele convertirse en un coloso verde, mal que nos pese.
                       (Vehículos y demás maquinaria irradiada en Chernobyl)

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